El abuso sexual infantil se define como la actividad encaminada a proporcionar placer sexual, estimulación o gratificación sexual a un adulto, que utiliza para ello a un niño/a, aprovechando su situación de superioridad. Aunque también puede ser cometido por una persona menor de 18 años, cuándo ésta es significativamente mayor que la víctima (cinco o más años) o cuando el agresor está en una posición de poder o control sobre el niño. Los abusos son más frecuentes de lo que pensamos, tanto niños como niñas pueden ser víctimas, se dan en todas las clases sociales, generalmente es ejercido por personas cercanas a la familia, y no implican necesariamente el uso de la violencia física. Por lo general los niños y las niñas no suelen mentir al respecto, lo más común es que intenten ocultarlo por miedo a castigos o amenazas. Es difícil identificar cuando una situación así esta ocurriendo en nuestra propia familia, ya que como adultos no estamos preparados para hacerle frente y nos es más fácil minimizar nuestras sospechas.
Como hemos visto cualquier niño puede ser objeto de un abuso sin embargo hay mucho que podemos hacer para fortalecer los factores que pueden proteger a nuestros hijos:
• Valorar su cuerpo. Es esencial enseñar a los niños que su cuerpo es su territorio y de nadie más. Para ello es importante que los niños conozcan su cuerpo, sepan nombrar cada parte del mismo y aprendan a cuidarlo. También hay que ayudarlos a identificar que hay partes íntimas y privadas que nadie puede tocar sin su permiso. Así como ayudarlos a reconocer que existen caricias apropiadas e inapropiadas.
• Respetar sus propios límites. Solemos enseñar a los niños que obedezcan ciegamente a los adultos, a ser cordiales y afectuosos con todas las personas y olvidamos enseñarles a respetar sus propios indicadores corporales que son muchas veces sus mecanismos de autoconservación. Como cuando los obligamos a besar a personas cuando no desean hacerlo. Es importante enseñarles que pueden decirle no a los adultos y no por ello están faltando al respeto. Cuando respetamos el cuerpo y las necesidades de nuestros hijos, les estamos enseñando a que lo que ellos sienten está bien y hay que confiar en ello, así podrán reconocer su incomodidad y actuar conforme a ella.
• Educación sexual. El mayor factor de riesgo es la ignorancia, es por ello que hay que hablar de sexualidad con nuestros niños. Los niños necesitan conocer dependiendo de su edad información que les ayude a conocerse y a desarrollarse. El mantener un dialogo abierto con ellos sobre la sexualidad y los abusos sexuales desde que son pequeños los ayudará a identificar más fácilmente conductas inapropiadas hacia sí mismos. También es importante ayudarlos a diferenciar entre la información que se debe guardar y secretos que no deben ocultarse.
Como adultos es nuestra responsabilidad cuidar de los niños, por tanto es importante mantener una buena comunicación con nuestros hijos, respetarlos y enseñarles a expresar sus sentimientos, para que cuando se sientan preocupados, tristes o necesiten ayuda sepan a quien dirigirse.